Breve reseña histórica


En el siglo II de nuestra era, Galeno, médico nacido en Pérgamo, postula los principios de una farmacología racional, heredera de la terapéutica clásica y helenística, basada en la existencia de tres conceptos: alimento, medicamento y veneno. El alimento, procedia principalmente del reino animal, no causaba alteraciones en el organismo y servía para su mantenimiento. El medicamento, de origen vegetal, si causaba modificaciones pero eran beneficiosas mientras que el veneno, principalmente mineral, causaba alteraciones maléficas a quién lo ingería, por gozar de una acción enérgica y destructora sobre el organismo. Estos postulados se mantendrán por siglos, siendo todas las preparaciones farmacéuticas de carácter vegetal.

Las partes de las plantas con propiedades terapéuticas se conocían como simples. Las boticas galénicas medievales utilizaban muchos simples para crear polifármacos o compuestos, que eran mezclas de varios ingredientes destinados a potenciar sus efectos curativos. Estos compuestos eran comunes en los remedios de la época.

Para que una planta tuviera un efecto medicinal, debía ser procesada de diversas maneras para extraer sus componentes activos. Esto podía incluir hervir la planta (decocción), verter agua caliente sobre ella (infusión), sumergirla en agua fría (maceración) o extraer directamente sus partes activas.